domingo, 21 de octubre de 2012

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     Mercado Abelardo L. Rodríguez
 
El mercado Abelardo L. Rodríguez se encuentra en el Centro histórico de la ciudad de México al noreste del Zócalo. Fue construido en 1934 como prototipo del mercado moderno y tiene un sinúmeros de características inusuales, tales como servicios de guardería y un auditorio. Sin embargo, su característica más distintiva son los aproximadamente 1450 metros cuadrados de espacio, entre paredes y techo, cubiertos con murales.
El mercado fue construido en 1934 en lo que fue parte de los terrenos del colegio de san Pedro y san Pablo. El arquitecto Antonio Muñoz, mezclo elementos de los estilos barroco,   en el edificio. El mercado tiene una superficie de 12 450 metros cuadrados y es el principal mercado de productos alimenticios en esta parte de la ciudad. Cuando se terminó la construcción, fue nombrado en honor del presidente de México, Abelardo L. Rodríguez, que ordenó la edificación del complejo.[2] El área alrededor de este mercado se conoce como «Abelardo>>

 

                            CARACTERÍSTICAS             

 

Este fue el segundo mercado más importante construido en la ciudad de México en las primeras décadas del siglo XX, después del mercado Dos de Abril construido en 1912. Al igual que su predecesor, el mercado Abelardo L. Rodríguez estaba destinado a ser el prototipo para un nuevo y más moderno mercado popular, en primer lugar por su gran tamaño, y en segundo, por una serie de servicios adicionales que se ofrecían dentro del edificio, tales como guarderías, centros juveniles y bibliotecas.
El mercado Abelardo L. Rodríguez tiene cuatro entradas que dan a las calles de República de Venezuela, República de Colombia, Del Carmen y Rodríguez Puebla, respectivamente. Una característica inusual del edificio es el techo de metal que cubre el área del patio central. Su servicio más distintivo es el auditorio del Teatro del Pueblo, que se encuentra en la planta superior.
De ser un tradicional mercado de comestibles, donde las frutas y legumbres abarrotaban la mayoría de sus 346 puestos, mientras había una restringida sección de cocinas y antojitos, y afuera se permitía la venta de artesanías en fin de año y verbenas religiosas, ahora se ha extendido la venta de comida preparada, petacas, chucherías diversas y artículos chinos iguales a las que ofrece el comercio ambulante.
Los viejos locatarios atribuyen esta transformación a la apertura de las fronteras para la importación de productos antes restringidos, autorizada a nivel federal desde la década de los 80, pero también a la liberación de los giros comerciales permitida por la delegación Cuauhtémoc.
El mercado se construyó sobre terrenos de antiguas vecindades y caballerizas donde antes estaba el Convento de Loreto, así como en la huerta del antiguo Colegio de San Pedro y San Pablo, fundado por los jesuitas, del que se conservaron galerías y arcos. La construcción fue innovadora en su tiempo tanto por la dimensión de más de 12 mil metros cuadrados y la inversión de un millón y medio de pesos, como por el proyecto arquitectónico de Antonio Muñoz, ya que por primera vez se edificaba un mercado de dos pisos con un teatro y adornado con murales de discípulos de Diego Rivera, como Pablo O'Higgins o Antonio Pujol, según refieren informes monográficos de la delegación.
Ciudad de México.- Pocas ciudades en el mundo pueden presumir de que en un mercado público, donde se venden alimentos, hay fondas y puestos de cremerías y otros productos, tenga su teatro y una colección de murales que fueron restaurados recientemente.
El Distrito Federal sí puede presumir de tener un lugar así, se trata del mercado Abelardo L. Rodríguez, ubicado en la calle de Venezuela, a espaldas de la iglesia de Nuestra Señora de Loreto.
Ahí, los vecinos del Centro Histórico pueden comprar su despensa y admirarse del tesoro muralistico del lugar, elaborado a partir del manifiesto político lanzado por artistas plásticos de la calidad de Diego Rivera, Ángel Bracho y Antonio Pujol en su "Declaración Social, Política y Estética".

El mercado fue inaugurado en 1934 y en sus muros interiores las pinturas de grandes dimensiones presentan a los visitantes temas sobre la explotación de los trabajadores, mineros y los campesinos.

Finalmente, en 2009 se realizó un verdadero esfuerzo para darles mantenimiento a los murales y en la parte alta del mercado está el Teatro del Pueblo, donde se presentan eventos artísticos populares, como, recientemente, la pasarela de muñecas de cartón.

 
 
 

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